Evangelio según Mateo (Mt) Capítulo 24
QUINTA ETAPA (24,1—28,20): JESÚS ANUNCIA SU VUELTA AL FIN DE LOS TIEMPOS
– DISCURSO SOBRE LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN, EL FIN DEL MUNDO Y LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE. HAY QUE HACER FRUCTIFICAR LOS TALENTOS: EL CRITERIO DEL AMOR.
– ENTONCES JESÚS SE ENTREGA A SU PASIÓN. SU INOCENCIA ES SUBRAYADA Y LO MISMO SU MAJESTAD REAL. MIENTRAS QUE LOS SACERDOTES SE ENDURECEN EN SU INCREDULIDAD, LOS DISCÍPULOS RECIBEN DEL RESUCITADO LA MISIÓN DE ENSEÑAR A TODAS LAS NACIONES: JESÚS ESTARÁ A SU LADO.
La destrucción de Jerusalén y el fin del mundo
1 Jesús salió del Templo, y mientras caminaba, sus discípulos le hacían notar las imponentes construcciones del Templo.
2 Jesús les dijo: «¿Ven todo eso? En verdad les digo: no quedará ahí piedra sobre piedra. Todo será destruido.»
3 Como Jesús después se sentara en el monte de los Olivos, los discípulos se acercaron y le preguntaron en privado: «Dinos cuándo ocurrirá todo eso. ¿Qué señales anunciarán tu venida y el fin de la historia?»
4 Jesús les contestó: «No se dejen engañar
5 cuando varios usurpen mi nombre y digan: Yo soy el Me sías. Pues engañarán a mucha gente.
6 Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerra. Pero no se alarmen; todo eso tiene que pasar, pero no será todavía el fin.
7 Unas naciones lucharán contra otras y se levantará un reino contra otro reino habrá hambre y terremotos en diversos lugares.
8 Esos serán los primeros dolores del parto.
9 Entonces los denunciarán a ustedes y serán torturados y asesinados. Todas las naciones los odiarán por mi causa.
10 En esos días muchos tropezarán y caerán; de repente se odiarán y se traicionarán unos a otros.
11 Aparecerán falsos profetas, que engañarán a mucha gente,
12 y tanta será la maldad, que el amor se enfriará en muchos.
13 Pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará.
14 Esta Buena Nueva del Reino será proclamada en el mundo entero, y todas las naciones oirán el mensaje; después vendrá el fin.
15 Cuando ustedes vean lo anunciado por el profeta Daniel: el ídolo del invasor instalado en el Templo (que el lector sepa entender),
16 entonces los que estén en Judea huyan a los montes.
17 Si estás en la azotea de tu casa, no te demores ni bajes a buscar tus cosas.
18 Si te hallas en el campo, no vuelvas a buscar tu manto.
19 ¡Pobres de las que en aquellos días estén embarazadas o criando!
20 Rueguen para que no les toque huir en invierno o en día sábado.
21 Porque será una prueba tan enorme como no ha habido igual desde el principio del mundo hasta ahora, ni jamás la volverá a haber.
22 Y si ese tiempo no fuera acortado, nadie saldría con vida. Pero Dios lo acortará en consideración a sus elegidos.
23 Entonces, si alguien les dice: Miren, el Mesías está aquí o está allá, no le crean.
24 Porque se presentarán falsos mesías y falsos profetas, que harán cosas maravillosas y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios.
25 Miren que yo se lo he advertido de antemano.
26 Por tanto, si alguien les dice: ¡Está en el desierto!, no vayan. Si dicen: ¡Está en tal lugar retirado!, no lo crean.
27 Pues así como refulge el relámpago desde el oriente e inflama el cielo hasta el poniente, así será la venida del Hijo del Hombre.
28 En otras palabras: «Donde hay un cadáver, allí se juntan los buitres.»
La venida del Hijo del Hombre
29 Después de esos días de angustia, el sol se oscurecerá, la luna perderá su brillo, caerán las estrellas del cielo y se bambolearán los mecanismos del universo.
30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Mientras todas las razas de la tierra se golpearán el pecho, verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con el poder divino y la plenitud de la gloria.
31 Enviará a sus ángeles, que tocarán la trompeta y reunirán a los elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del mundo.
32 Aprendan esta lección de la higuera: Cuando están ya tiernas sus ramas y empiezan a brotar las hojas, ustedes saben que se acerca el verano.
33 Asimismo, cuando ustedes noten todas estas cosas que les he dicho, sepan que el tiempo ya está cerca, a las puertas.
34 En verdad les digo: no pasará esta generación, hasta que sucedan todas estas cosas.
35 Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán.
36 Por lo que se refiere a ese Día y cuándo vendrá, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles de Dios, ni aun el Hijo, sino solamente el Padre.
37 La venida del Hijo del Hombre recordará los tiempos de Noé.
38 Unos pocos días antes del diluvio, la gente seguía comiendo y bebiendo, y se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca.
39 No se dieron cuenta de nada hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Lo mismo sucederá con la venida del Hijo del Hombre:
40 de dos hombres que estén juntos en el campo, uno será tomado, y el otro no;
41 de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada, y la otra no.
Estén alerta
42 Por eso estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor.
43 Fíjense en esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa.
44 Por eso, estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos esperan.
45 Imagínense un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha puesto al frente de su familia, y es él quien les reparte el alimento a su debido tiempo.
46 Afor tunado será este servidor si, al venir su señor, lo encuentra cumpliendo su deber.
47 En verdad les digo: su señor lo pondrá al cuidado de todo lo que tiene.
48 No será así con el servidor malo que piensa: «Mi señor se ha retrasado»,
49 y empieza a maltratar a sus compañeros y a comer y a beber con borrachos.
50 El patrón de ese servidor vendrá en el día que no lo espera y a la hora que menos piensa.
51 Le quitará el puesto y lo mandará donde los hipócritas. Allí será el llorar y el rechinar de dientes.

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Comentarios Evangelio según Mateo, capítulo 24
24,1   Para este discurso, véase el comentario de Marcos 13.
Este discurso usa el estilo y las imágenes de los libros apocalípticos (véase esta palabra en el Léxico). No por casualidad esta literatura se desarrolló durante los dos siglos anteriores a Jesús; en esos tiempos de crisis la gente quería saber a dónde iba el mundo y cómo se realizarían las promesas de Dios a su pueblo.
24,2  La sentencia de Jesús no se refería al fin de los tiempos. Para los discípulos, sin embargo, una catástrofe en la que desapareciera el templo sólo podía ser el preludio de una intervención de Dios que pondría fin al tiempo presente. Le preguntan entonces por la fecha y las señales.
La profecía de Jesús, como las demás profecías auténticas, es muy discreta en cuanto a los detalles concretos; pero descarta las dudas con relación a los siguientes puntos:
– la destrucción del Templo no coincidirá con el fin de los tiempos, sino que forma parte de una gran prueba, de la que será testigo la presente generación; para las comunidades cristianas será un tiempo de persecuciones;
– esta crisis significaría una etapa decisiva de la llegada del reino de Dios, el paso de la predicación de Jesús en Palestina a un Evangelio predicado en el mundo entero; por lo tanto, las comunidades no desaparecerán en la crisis;
– ciertamente habrá una venida gloriosa de Jesús, Hijo y Mesías, pero ocurrirá en un futuro indeterminado; entonces tendrá lugar el Juicio y la Resurrección.
Hablamos de un discurso de Jesús: Mateo incluyó en este discurso palabras que Jesús pronunció en diversas oportunidades; a eso se debe que haya oscuridades y pequeñas incoherencias.
24,3  Sentados en la ladera del monte de los olivos, los discípulos observan el Templo que corona la otra ladera de la quebrada del Cedrón.
24,6  Esas perturbaciones van a durar años antes de que sobrevenga la gran prueba, que será la guerra de los romanos contra los rebeldes judíos de Palestina.
24,14  El verdadero signo, el que importa en el plan de Dios, es el Evangelio ya proclamado en el mundo entero, es decir de hecho, en los países que se conocían entonces (He 13,47).
24,15   Comienza el anuncio de la Judea invadida por los romanos y el sitio de Jerusalén. Es un anuncio, no una descripción.
Mateo se refiere a la profecía de Dn 9,27 y 12,11, que hablaba de la “Abominación del devastador” (o sea el Ídolo del invasor) instalada en el Templo. Esto había sucedido en el año 167 a.C. y a esto se refería el autor de Daniel. Mateo escribe después de una de las intervenciones romanas en Jerusalén y en el Templo, y su lector debe entender que con esto se cumplió, aunque no al pie de la letra, lo mismo que había sucedido en tiempos de Daniel.
24,26  El contraste entre los intentos de salvación terrenal y limitada de los falsos Mesías y la venida del Hijo del Hombre sirve de transición para pasar al párrafo siguiente, que se refiere a los días del Juicio.
24,30  Aparecerá la señal... Tal vez esta sentencia se debería traducir: “aparecerá, única señal, el Hijo del Hombre”, como se desprende de Lc 11.30.
Todas las razas de la tierra...: Za 12,12 y Ap 1,7. Se reconocen culpables al ver que, de una manera u otra, han herido al Salvador y rechazado el Evangelio.
Con el Poder y la Gloria: esos calificativos en la Biblia van referidos al mismo Ser Divino. Mandará a sus ángeles: como en 16,27, son los ángeles de Dios, y también sus elegidos son los de Dios.
24,32   Discernir las señales de los tiempos (Lc 12,54): una serie de acontecimientos dan a entender que se ha llegado a una nueva etapa de la historia.
24,33  Los acontecimientos visibles que Jesús acaba de decir (todas estas cosas, o sea toda la tragedia de Jerusalén), indican algo que no se puede ver: la venida del reino de Dios, como Lucas lo precisa en 21,31.
24,36   El día sin más es el día del Juicio (“día de Yavé” en Am 5 y So 1,5). La hora es la prevista en los designios eternos de Dios.
Ni aún el Hijo: Jesús salvaguarda el misterio de las decisiones del Padre. Éste es el único lugar del Evangelio en que Jesús es llamado “el Hijo” sin más (como en Heb 1). Su personalidad divina no impide que haya tomado “la condición de siervo” (Fil 2,6), con las limitaciones e ignorancias consecuentes.
Los libros proféticos presentaban los acontecimientos como juicios de Dios sobre la historia; los juicios sucesivos habían de desembocar en un juicio definitivo que pusiera fin al mundo presente. Mateo, por su parte, parece distinguir dos etapas mayores, y es el momento en que se esboza la visión cristiana de la historia. Véanse al respecto las notas de Lc 17,22 y 21,5.
24,40  La comparación de los dos hombres (y de las dos mujeres) trabajando juntos significa que el juicio no dividirá a la humanidad entre pueblo bueno y naciones reprobadas, sino que discernirá entre aquellos mismos que vivían y trabajaban juntos. Uno irá hacia el Señor mientras que su compañero será reprobado.